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Terapia Centrada en la Persona
La decisión de brindarle al paciente la confianza de que la terapia no está enfocada en “arreglar” una situación que pudiera presentarse a consecuencia de un mal comportamiento de su parte. Si no en lo contrario, está enfocada en llevar solución a aquellas situaciones emocionales y conductuales que están generando este comportamiento e impidiendo que su relación consigo mismo y con su entorno prospere.
De alguna manera esta forma de trabajar encaja perfecto en la terapia centrada en el paciente, lo que en lo personal me ha permitido entender al mismo paciente, sin tener que llevarlo a una sola teoría de la psicología en específico, y por lo consiguiente me permite utilizar las diferentes herramientas que se encuentran dentro de la psicología humanista, sistemática y transgeneracional. Por mi parte, suelen ser las vías que más utilizo al momento de trabajar mi enfoque en mi paciente, incluso dentro de mis experiencias situacionales de vida.
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Para terminar, me gustaría poner un ejemplo:
(Hablaré de una situación en particular con un paciente, omitiendo los nombres reales)
Ana tenía problemas con la hermana mayor de su mamá, ya que la madre y su hermana constantemente habían estado teniendo discusiones por situaciones de vida que se les presentaban en su sistema paterno/familiar.
Al morir la madre de Ana, esta queda muy dolida al recordar que su madre solía discutir mucho con su tía, lo que la lleva a tener resentimiento con esta. En este cuadro fue muy importante llevar a Ana al análisis de su dolor, al cuestionamiento de dónde partía este resentimiento, si el duelo por la partida de la madre no era la influencia mayor para sentirse resentida con su tía. Incluso para tener la creencia de que ella debía dictar cómo debió ser esta relación.
Y entender que las relaciones que la madre llevaba con otros miembros de la familia (el cómo, el porqué, y decisiones de respuesta ante cualquier situación de relación), solo le pertenecían a la madre.
Cuando Ana empezó a comprender que su madre también era un ser humano que hubo tenido el derecho de decisión, le ayudo a comprender que quizás no era a ella a quien le pertenecía la decisión de juzgar que tan buena fue o no, la relación de la madre con la tía, o de que debería condenar a la tía por lo que hubiera sucedido entre las dos, pues esta relación de hermanas la sobrepasaba en tiempo e historia de vida entre ellas, ya que la madre de Ana basaba esta relación en historia familiar, experiencias vividas de su niñez y decisiones experimentales a lo largo de toda su vida.
Ana pudo encontrar que su decisión de no tener una buena relación con su tía estaba más basada en su dolor de perdida, que en lo que ella realmente sabía de la relación de su madre con esta. Al encontrar de dónde partía este resentimiento, puedo reencaminar sus emociones y trabajar su duelo de una manera más sana.